viernes, 13 de abril de 2012

El comal de doña Rosa

Con eso de que en DF no hay, pues nomás llego a Mascota y me lanzó por las tortillas de por acá. Y no es que en la capital no haya tortillas, de que las hay, las hay, pero no como las de acá… les platico. Sara, la esposa de Roberto, compra las tortillas con Doña Rosa Curiel,  allá en la Francisco I. Madero, donde el camellón de las primaveras de flores amarrillas una, y flores rosas, otra.  Pues ahí es donde Doña Rosa se anuncia con un letrero de: “Se hacen tortillas hechas a mano”, en una casa propiedad de su suegra, de fachada pintadita de amarillo bien alegre y con corral al frente

Y miren que estas tortillas son dignas de mención. Son, tal cual se anuncia, hechas a mano, pero desde el principio porque Doña Rosa hace el nixtamal desde un día antes y tiene un pequeño molino donde saca la masa, para hacer las tortillas en una  maquina de madera de palanca larga, que aprieta con justa fuerza, para que la bola se aplane hasta donde ella quiere y sabe. Luego, la despega y la pasa al comal, con movimiento quebrado de mano, como si de torear se tratara, sin romperse, ni ondearse, ni doblarse, no, con diestro y elegante gesto la tortilla cruda, de fragilidad extrema, es despegada, transportada y depositada en el comal, con magistral precisión y elegancia.

El comal hace el resto, uno ve como la tortilla se va cociendo de a lento por abajo,  pero uno se da cuenta que ya está lista con ver el lado de arriba… cosa de saber. Doña Rosa lo sabe y le da vuelta a la tortilla justo cuando ha de ser y no antes ni después. A poco se empieza a inflar como globo y, rápida la mano de la Doña, la saca del comal para ir a dar al tompiate… una maravilla de la creación humana, y cómo no, si un grano de maíz puede, por la mano de
Doña Rosa, transformarse en un burrito… y es que del comal agarra uno la tortilla, le pone sal , la aprieta con la mano hasta hacerla bolita: un burrito, delicioso.




Doña Rosa Curiel es de Atenguillo. Allà todavía vive su madre, una hermana y más familia, pero ella lleva en Mascota 25 años, dice que las tortillas de su pueblo son de mayor tamaño, pero que se hacen de igual manera. Dichosos ustedes, en el DF, son de maseca y pura maquinaria.
 Maru Herrera.

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